jueves, 6 de noviembre de 2008

LOS ABUSOS Y LOS ABUSADORES, LO ANIMALES Y SUS CUIDADORES




Pocas veces se me cae la casa porque no me visitan las ideas. Hoy ha pasado. Menos mal que se  se me ha aparecido mi amigo del alma comunicador. Hemos compartido lo público y lo privado, la voz, su amor, su inocencia, mi admiración y nuestra rabia por los abusos del abusador. Me gustan los dos. Hoy ha venido con problemas, los que yo he tenido. Hay desconcierto en esa casa en la que estuve, sigue todo mal y sólo uno y el que está por encima del uno, tienen la culpa. Es de los peores que he encontrado en el camino del trabajo. Hemos hablado en una terraza de la gran plaza. Se nos ha unido el cantor grande de cuerpo y lírica. En estas estábamos cuando ha aparecido paseando, en horario de responsabilidad (mister escaqueo antes) el abusador de un poder que no es suyo. La situación no ha sido cómoda, a mí me ha hecho gracia, al causante de los problemas  le habrá parecido una conspiración. Dios que asco y que rabia y que indignación. La vida es tan extravagante negativamente. Hemos seguido conspirando por supuesto, pero con un plato de comida delante. El comedor ahora más barato está en las afueras, frente a la cárcel, es el restaurante de funcionarios agrícolas. Al terminar el banquete de 5 euros nos han invitado a visitar las instalaciones del edificio público donde estamos, está dedicado a la agricultura y ganadería. Nos llevan a una nave donde hay varias clases de animales (un arca de Noé en pequeño). En ella experimentan nuevos alimentos artificiales ante la falta de los naturales. Hay vacas, caballos, ovejas, cabras, cerdos, gallinas y patos. Nos cuentan los diferentes comportamientos y reacciones  que experimentan  algunos de ellos al probar determinados alimentos. El ingeniero encargado de estos experimentos parece un tipo que disfruta de su trabajo pero no tanto de nuestra presencia allí. Está tan involucrado en su trabajo que hasta prueba los nuevo alimentos antes de que lo hagan los animales. Es como si quisiera tranquilizar a los animales. Hay algo que nos llama  la atención: nunca nos mira a los ojos y detrás de cada frase que pronuncia saca la lengua y la pasa por el labio superior emitiendo un extraño y gutural sonido. También realiza continuamente sorprendentes  movimientos con su mano derecha mientras se rasca la oreja izquierda. Al terminar la apresurada visita se produce algo insólito que nos desconcierta aún más sobre la extraña forma de comportarse del ingeniero agrícola. Mientras nos despedíamos se ha abierto su bragueta y sin ningún tipo de pudor ha orinado delante de nosotros y luego se ha agachado y ha olido su propia orina. Forma parte de mi trabajo, dice. 

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