domingo, 12 de octubre de 2008

=madre, hijo y recuerdos en el parque de los perros.




Mañana es lunes y fiesta, y yo ni me había enterado. Para mí todos los días son lo que yo quiera que sean, sábados, lunes, fiesta, laborable. Qué maravilla. A ver cuanto dura. Me pone las pilas plantar y desplantar. Me gusta llenarme las manos de tierra. Hoy he plantado y desplantado (con lo que me cuesta cortar). Deseo que crezcan pronto, quiero ver resultados ya. Esta impaciencia mía me va a impacientar algún día demasiado. En la cama y temprano me ha llamado un viejo amor (qué bonito). Me ha gustado (qué tierno). Es tan energético que a veces me contamina (qué alentador). Su llamada se ha convertido luego en recuerdos y así me he dormido otra vez felizmente (qué dormilón). He visto una gran comedia, Cena a las 8. Es de  1933 pero resulta fresca, habla también de crisis financiera. La vida es sólo (y nada más) cíclica. 
     Hay en el parque de los perros una mujer mayor, que quiero que me recuerde a mi madre. Me recuerda (si lo deseo me recuerda). Siempre he tenido ganas de hablar con ella algo más que un mero saludo de dueño de perro a dueña de perra, ellos son los protagonistas, nosotros sólo sus guías. Hoy ha sido ella la que también quería hablar conmigo algo más del protocolo perruno. Y ha hablado. "¿Cuantos años tienes? ¿estás soltero? Te pareces a un hijo mío." Yo tenía pensado: ¿Cuantos años tiene? Se parece a una madre mía. Pero ella ha ido más allá. "¿Me podrías hacer un favor?". Faltaría más, no hay cosa más agradable que ayudar a un recuerdo. "Hace mucho tiempo que no hablo con mi hijo. No me llama ni coge el teléfono. Está enfadado. Si tú le llamas no te colgará y tal vez consigas que hable conmigo, con su madre". Dios, vaya situación. No he dudado ni un momento. He llamado a su hijo desde mi teléfono. Me ha hablado. Su madre hizo algo equivocado con él. Se negó a conocer a la persona que amaba. Ya no podrá conocerla. Murió. De todo esto hace ya más de un año. También las madres se equivocan y mucho. La madre no deja de mirarme a los ojos  mientras escucho a su hijo. No me mira, me exige. Él pregunta la razón de haberme prestado a participar en algo fuera de mi contexto emocional. Es que.... tu madre me recuerda a mi madre. Y los dos tenemos perro, y se llevan bien. Ah ¿Tú también?. 

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