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miércoles, 17 de diciembre de 2008

Deudas, mensajes y dudas.






      Cuando uno se levanta a la hora que le da la gana y lo hace cabreado, algo no funciona bien. Uno de los mayores placeres de mi actual estado vaca-accional es acostarme cuando quiero y levantarme cuando me da la real gana. Pero llevo varios días con la puta historia de una absurda deuda que no pagan a los artibreros,  por un ajeno problema a nosotros. Y me está obsesionando tanto, porque hay ¿o había? amistad por medio. Y hasta me impide dormir y despertar a pierna suelta y sin despertador. Debería agobiarme por otras cosas y aquí estoy cabreado por eso.
      Todos me tratan bien, ayer tenía mal día con la gripe, y me llamaron y se interesaron varios por mí, no por la gripe. Y encima a última hora y sin querer me fui a la cama acompañado, pero sin ganas y deseando acabar. Tengo que administrarme más y mejor  y cuando estoy sin ganas, lo estoy para  para todo, incluido el sexo. Hoy he sabido decir que no, aunque me ha costado. 
      He recibido, estoy recibiendo desde hace días, mensajes directos, esperanzadores, contradictorios, confusos, absurdos..de todo tipo; sobre mi antiguo estado. Lo más increíble de todo es que parece que no hay nadie que se entristezca por una marcha anunciada y muy deseada. No acierto a entender como alguien se puede confundir tanto. Se pueden cometer errores pero no ser un continuo error. No lo concibo en lo público. Y en lo privado se llama cacique. Cuanto despropósito con medios públicos, es lo peor de la política. 
     Esta mañana no he podido trabajar en casa, estaba muy mal, lo he intentado pero me ha sido imposible, era como una losa mi casa, mi ordenador, mi mesa y hasta mi sillón. Y el perro se ha alegrado de ello. Él sabe que cuando no estoy bien y no sale nada, nos vamos a la calle, al campo, al parque o a cualquier otro sitio sin techo. Hacía varios días además que no salíamos los dos juntos  y hoy tocaba indirectamente. Hacía frío pero con sol, que es menos. Y en el parque sólo había viejos y estudiantes de secundaria. En el banco que me senté habían escrito lo siguiente: "este banco está ocupado todos los días de 1 a 2 por Fran y Bea". Eran las 12:50 faltaba poco para la 1. Sentí curiosidad por saber si "Fran y Bea" vendrían a ocupar su hora diaria en el banco. Y por supuesto si así fuera yo les cedería gustoso el sitio. Pero no. No vinieron y en su lugar se sentó a mi lado un anciano elegante vestido de negro y con un bastón, también elegante. El perro, como siempre, fue el primero en saludarle. A mí no me hizo mucha gracia que se sentara allí junto a mí, me gusta estar sólo cuando quiero estar sólo. Y hoy precisamente no tenía muchas ganas de relacionarme. Después de contestarle con un seco, obligado e ininteligible buenosdías, el anciano compañero de asiento parecía tener ganas de comunicación,  yo ninguna. La excusa perfecta como siempre: el perrito. 
     A pesar de sentirme incomodo no he  perdido la educación y he mantenido las formas. En un momento dado el viejo acompañante del parque me pregunta si he estado alguna vez en la Montaña, un lugar religioso que se divisa desde donde estamos, está a lo lejos y allí  hay un santuario que guarda la imagen de la Virgen de la Montaña, patrona de esta ciudad.  Por supuesto que he ido muchas veces, no tanto por devoción sino más bien por excursión y paseos. Se trata de un lugar con unas vistas fantásticas. Mi acompañante de banco me pregunta ahora si he ido a ver a la Virgen. No me gusta la pregunta, parece más de un beato militante que de un simple paseante de parque con ganas de conversación. Le contesto que alguna vez he entrado en la capilla (con mi madre, por mi madre) pero que generalmente no voy a eso. Ante mi respuesta su pregunta es: ¿eres creyente?. Esto me gusta aún menos que lo anterior. No le contesto a su indiscreta curiosidad y sólo le digo que esas son cuestiones personales. Y entonces por fin descubro el porqué de todo este preámbulo. Resulta que el elegante viejo, de negro y con bastón que está sentado a mi lado es  cura, es un sacerdote católico.  Eso al menos me ha dicho. Para a continuación añadir algo sorprendente e incluso inaudito: me cuenta sin venir a cuento que ha perdido la fe. Ya no cree en la Virgen que está allá arriba en la montaña, me dice señalándola.
       Todo esto que aquí cuanto en dos o tres simples  frases, él lo ha hecho en muchas más y en un lenguaje muy propio de los curas, pausado y con citas. Lógicamente estoy algo perplejo ante lo que me está diciendo, e incluso llego a pensar que puede tratarse de un loco. Los parques y en general los lugares abiertos son espacios muy propios para locos, enamorados, solitarios y tipos en mi situación de hoy, sin ganas de hablar con nadie. Pero nunca pensé que también eran para curas viejos que han perdido la fe. Un parque es tan grande y abierto que cabe de todo. 
    Las palabras del cura y sobretodo lo que significan han conseguido avivar mi interés en él; no es muy habitual encontrar por ahí curas que van diciendo al primero que se encuentran que han perdido la fe. Por eso me he atrevido a preguntarle el motivo de esa pérdida de algo tan primordial en la vida de un sacerdote como es la fe. Advirtiéndole eso sí y en todo momento que respetaba su decisión y que no tenía ninguna obligación de contestarme si así lo deseaba (aunque estaba ansioso por saberlo). El hombre de negro no lo ha dudado ni un momento y ante mi pregunta su respuesta ha sido otra pregunta (algo muy propio de curas y gallegos) : ¿Tú crees que tu perro te entiende cuando le hablas?. Yo le he contestado lo que ya he dicho en otras ocasiones que ha salido este tema: creo que hay ciertas palabras que de tanto repetirlas él ya sabe lo que significan; por ejemplo siéntate, o agáchate, o busca. Y por eso actúa como actúa. Entonces el cura que ya ha perdido la fe me dice casi de forma ceremonial: Pues yo llevo repitiendo las mismas palabras toda la vida y ahora me he dado cuenta de que nadie ahí arriba las ha escuchado y por tanto tampoco han actuado.
   Joder, pienso, debe ser duro para un cura darse cuenta de eso y más siendo ya viejo, anda que no habrá dicho misas este hombre.. Y después de pensarlo y dudarlo, decido por fin hacerle la pregunta lógica: ¿Y ahora que va a hacer?. El cura me mira, luego mira a mi perro y dice: Estoy pensando en adoptar un perro. 

viernes, 7 de noviembre de 2008

el pudor forma parte de mi patria y la madre de la artista




Acabo de hacerlo. Con ojeras y la noche es joven. Vaya con la calle ésta. ¿Me estaría buscando, o siguiendo o vigilando?. La experiencia sexual, sin edad para haberla experimentado, siempre me ha hecho pensar y admirar. Cosa que no pasa en Castuera, que por cierto a punto ha estado pasar por mi cama también, luego llamará como viene haciendo toda la semana. Pero hoy ya es tarde y prefiero las ojeras experimentadas. ¿Alguna vez lo he hecho con dos diferentes la misma jornada? Creo que ...da igual. A veces doy demasiados datos y tampoco es eso. El pudor forma parte de mi patria. Hoy han dicho de nuevo cosas hermosas sobre mí para todos y me han alegrado el día y encima he follado con quien no estaba previsto. (Días altibajos)
 Anoche como buen jueves salí de fiesta. Era el festival de cine homo. Primero lo oficial en la casa pública de cine a la que no voy porque me autoexilié por lo mal que se hacen las cosas. Fue antes casa mía y sentí nostalgia, me pasa con muchas excasas públicas mías. ¿Seguiré habitando nuevas?. En lo oficial se malpresentó un libro cuento de cerdos y mariposas y luego cantó como nunca la sensual y caliente (ella lo llama pasión) copla amiga. Bordó especialmente una canción de Carlos Cano dedicada a Ocaña. Me gustó la puesta en escena accidental y su voz y sus registros. (Acabo de escribir una canción de carne y verso canoniana a otra cantante elegante). En al acto cine oficial estaban obligadas las autoridades progres, en la fiesta cine del bar estaba la voluntaria oposición conservadora. Bebí y hablé y escuché y aguanté y lo pasé bien. Conocí a una joven redacción que vuela cada lunes de forma gratuita, me cayeron bien. Luego continué cerca de la plaza bebiendo y riendo.  Se me olvidaba decir que en la fiesta del festival en el bar monumental también estaba la madre de la artista de la copla caliente.  No se separaba de los platos de los canapés (escasos), un ojo estaba en los mini sanwichs y el otro en su hija y sus tetas "ponte algo que te vas a constipar". Las madres de las artistas tienen sus leyendas y las cumplen. Su hija anoche se encaprichó  de un concejal del pp, tenía más candidatos pero se le antojó ese, para eso es artista, y cantó bien. Pero a la madre no le gustaba. Me dijo: "de eso ni hablar nosotros somos de izquierdas hasta para la cama". Como veía que la hija seguía empeñaba y encoñaba, urdió un primer plan para evitarlo. Me hizo cómplice junto a la madre del manager, maquillador y presentador (el pintor de la sierra y los perros). Se fueron las dos al baño y yo tenía que decirle a la copla amiga que su madre se había mareado. No funcionó. Si alguien conoce bien a las madres que parieron a las artistas son las propias artistas.  Pero siguió intentándolo y el segundo no falló. Se subió al improvisado escenario, ordenó silencioporfavor y dijo "Soy la madre de la artista y nunca lo he hecho pero hoy lo voy a hacer. Quiero, hija mía, que cantes La Molinera y se la dediques a Marta que está aquí conmigo, es la madre de su manager y hoy celebra sus 5o años de casada.". Obviamente a la cantante no le hizo ni puta gracia y por supuesto prefería comerle la boca al concejal a cantar La Molinera, pero la gente había apoyado con aplausos la propuesta de su madre y una se debe a su público. El follar puede esperar. (El eterno dilema entre lo público y lo privado). Mientras cantaba la canción, la madre habló con el concejal. La cantante se dio cuenta y acortó la canción . La madre entonces nos hizo una señal a los dos cómplices. Sin pensarlo le dije a mi compinche: "Suba al escenario y pídale otra canción, vamos rápido, entreténgala." La pobre mujer no se había visto nunca en nada parecido. Lo resolvió bien. Al terminar la segunda canción el concejal ya no estaba en al bar. La artista muy cabreada a su madre: "mira mamá es la segunda vez que me lo haces y no te voy a permitir.." La madre interrumpe: "Calla boba, te voy a presentar a este otro" Y le guiñó el ojo que tenía libre, el otro posaba sobre los canapés de salmón con queso untado.