sábado, 3 de enero de 2009

Falto de defensas, chocolate puro y las víctimas.






      Hoy 3 de Enero acabo de celebrar el año nuevo, he ido al campo y en vez de beber champan me he mojado con el agua de la lluvia y una vez empapado he gritado ¡viva 2009! y a continuación ha salido el arco iris. Y ya está. Cuando uno está de vaca-acciones celebra el año nuevo o el viejo cuando quiere. 
    El oficial lo celebré de casualidad, después de no ir al mar por culpa del anticuá, alguien me llamó por la tarde para amarme un rato, y nos quisimos. Luego me dio casa y cuartel para cenar y brindar, y acepté ir al campo de al lado, por eso, por ser campo y al lado. Y la celebración oficial fue eso, oficial.   No hubo excesos, ni siquiera uvas. En realidad nadie de celebración me interesaba y su música menos. No estaba yo por la labor, me emborraché y me dormí.
  En el campo he sentido la necesidad de abrazar a alguien que últimamente me ha abrazado muy bien. Echo en falta ciertos abrazos, me ha cogido falto de defensas. Y me dará muchos más, dice. Y me seguirán faltando las defensas, seguro. 
   Durante estos días noto por todas partes de mi entorno y de mi cuerpo que esta etapa toca a su fin. Me duelen hasta los huesos. Tengo ganas (impacientes, jodidas y con ansiedad) de escribir "me acuerdo de esos días de vaca-acciones, que fueron tan fructíferos y tan tremendamente agridulces. Ahora los echo en falta. Eran como comer chocolate puro para un goloso como yo". 
   Anoche inventé algo para mi columna con alas.  Y además vi la película "La sombra del actor" de Peter Yates. En plena Segunda Guerra Mundial una compañía interpreta por teatros obras de Shakespeare y el actor principal y su ayudante mantienen una extraña y teatral relación que va de la admiración al odio, de la compasión a la entrega. Me gustó la importancia que adquiere el actor en su trabajo al componer su personaje. Los actores de teatro son monstruos sin corazón pero llenos de pasión hasta rozar el delirio. Yo creo que no saben amar pero si enamorar. Yo he sido actor de mi método. (Yo mi me...¡qué asco me doy yo a mi mismo!).
    Durante muchos años he mantenido ciertas ceremonias en navidad cuando mis sobrinas eran más niñas. Ibamos la tarde de nochebuena o nochevieja al pantano de Valdesalor y luego a comprar regalitos/miniaturas a los puestos que se instalan por estas fechas en el parque de Cánovas. Era una tradición divertida, y eran niñas y yo me hacía el niño, que es una de las travesuras que más me gustan. Hace años que ya no la practicamos, pero ayer retomamos la visita a los puestos de regalos en el parque. No cambian mucho de un año para otro. Me gusta tocar y mirar libros de extrañas ediciones, sugerentes títulos y raros autores. En realidad me gusta tocarlo todo, soy un tocón de regalos que por supuesto luego no compro. Y en el puesto de artículos de broma -un clásico- casi todos los objetos vienen guardados en caja o en bolsa, no puedo tocarlos y me da una rabia...  Siempre me detengo aquí más tiempo para comprobar si hay alguna novedad, y efectivamente hay. La que más curiosidad ha despertado  en mí ha sido un curioso spray que emite un líquido transparente y unos minutos después de rociarlo se convierte en sangre. Si se lo echas a alguien en la cabeza al poco tiempo chorreará por la frente gotas de sangre. Es maravilloso..pero como todo articulo de broma también puede ser fastidioso.  
     Encontramos a la víctima rápidamente (en navidad está todo lleno de víctimas, las hay de todas clases y se reproducen como ratas). Era una amiga pija/ingenua de una de mis sobrinas, yo no la conocía. Mientras hablaban las dos amigas, mi otra sobrina me dijo al oído que porque no probábamos con esta la bromita que acabábamos de comprar, el spray/ sangre; la amiga era un  poco boba y nos íbamos a reír mucho con ella. Yo no estaba muy seguro pero las víctimas están para eso. Pues adelante con la broma. Rociamos su pelo sin que se diera cuenta  la pija/víctima/ingenua (es que lo tiene todo la pobre), y a esperar. 
     Y mientras esperábamos apareció de pronto la madre de la conejillo de indias, justo en el momento en que el spray empezó a hacer efecto, el efecto sangre. La madre al ver a su hija sangrando como un cristo crucificado  gritó como una poseída y comenzó a dar gritos sin parar. Al ver como se estaban desarrollando lo hechos (mal) intentamos aclarar el entuerto, pero con esa madre gritando nadie nos oía. Le preguntaba a la hija mientras la agarraba por los hombros ¿Te has drogado? ¿A que te has drogado?. La pobre hija/pija/víctima/ ingenua estaba tan asustada que no tuvo más remedio que confesar llorando desconsoladamente : "Sí, sí, anoche me drogué...pero yo no quería, perdona mamá". La madre se creció al comprobar que era una buena madre porque había notado rápidamente  que su hija era un drogadicta, y por eso estaba sangrando por debajo del pelo. 
      Mis sobrinas y yo no tuvimos más remedio que probar también en nosotros mismos el spray/sangre para que esa madre loca se convenciera de que todo era una broma de navidad (muy propio) que acabábamos de comprar allí mismo. Nos pusimos delante de ella con todas nuestras caras llenas de sangre como recristos  a ver si así se calmaba y se diera cuenta del entuerto, pero al vernos, la muy bruta, sólo se le ocurrió decir: "y vosotros también os habéis drogado y seguro que sois los que habéis incitado a mi niña". 
   Tan peligrosa como una víctima es la madre de la víctima.

No hay comentarios: